miércoles, 24 de octubre de 2007

Cirque du Soleil: Adorables monstruos, abominables superhéroes.



POR ROY GÓMEZ FOTO: PAULA SILVA


Tengo un secreto y lo voy a confesar. Exijo que se me juzgue como es debido y que esta revelación se condene con mano dura si así lo considera el buen juicio del lector: confieso que me he quedado dormido en un show del Cirque du Soleil…

Si esta declaración le ha causado un sobresalto, le ruego que siga leyendo: lamentablemente es peor de lo que usted cree, ya que esto no sucedió frente a un televisor, viendo alguno de los espectáculos del Cirque du Soleil que se comercializan en video, sino en las butacas de uno de los espectáculos en vivo con la producción más costosa de los últimos tiempos: KÀ, la última reforma que el Cirque du Soleil le ha aplicado al espectáculo circense.

Ubicado en el corazón de uno de los hoteles casino más importantes de Las Vegas, kà es la puesta en escena de una historia épica que narra las penas y aventuras de unos gemelos que son separados siendo adolescentes, y que deben librar duras batallas por separado para poder unirse de nuevo y así lograr la paz de un imperio… Claro que esto yo lo supe hasta después, cuando la investigación sobre el circo contemporáneo que desarrollo desde hace año y medio me obligó a hacer una pausa, respirar hondo, soltar amarras y tratar de pensar sin angustia en qué cosa es ese circo que viví en Las Vegas: ¿qué cosa es el gran Cirque du Soleil?






Del circo ambulante al circo cultural globalizado

Para comenzar imagine un circo. ¿Qué es lo primero que le viene a la mente?, ¿la figura del payaso vagabundo?, ¿una carpa con sus pliegues serpenteando al viento en un terreno baldío? O quizá piense en bestias amaestradas, en equilibristas y su cuerda floja, o en algún trapecista dando piruetas en el aire.

A diferencia de otros espectáculos, como la ópera y el teatro, existe una noción generalizada del circo y una idea más o menos clara de lo que podemos encontrar en su interior. Esto permite generar ciertas demandas y expectativas previas a la asistencia a un espectáculo circense, mismas que hasta la aparición del nouveau cirque estaban asociadas a una idea estéril e inmaculada del entretenimiento. Julio Revolledo Cárdenas, gran conocedor de la historia del circo en México, dice que éste “debe ser apolítico e imparcial”, y agrega que “para presenciar una función de circo no se necesita ni experiencia ni poseer conocimiento de ninguna especie; se trata sólo de ver, oír y sentir de la manera más llana y cristalina como nos lo presenta la naturaleza”.

Sin embargo, la aparición de un movimiento de circos diferentes que surge desde la década de los ochenta del siglo pasado en Europa y Canadá y que encabeza la empresa Cirque du Soleil, parece romper por completo con el paradigma del “puro entretenimiento puro” ligado al espectáculo circense. El nouveau cirque clama por dar su versión del mundo y por ofrecer un relato alternativo de los conflictos y los ideales de la humanidad, sólo que lo hace operando en la lógica de lo ininteligible.






Para Franco Dragone, afamado creador y director de varios espectáculos del Cirque du Soleil, la creación de cada show se inspira en la vida social y política, en su sentido amplio, en la tradición artística y la vida cotidiana en el circo y, finalmente, en la biografía institucional del Cirque du Soleil.1 Visto así, el circo no puede ser un espacio suspendido en el vacío, ni una desconexión de toda realidad; al contrario, es un espacio social donde se ofrecen visiones alternativas del mundo representadas por medio de una intensa y rica experiencia sensitiva.

Ahora bien, ¿qué momento se convierte el circo ambulante en un circo cultural de exportación? No hay que dejarse engañar por el subtítulo de este apartado: el circo siempre ha sido cultural en cuanto que representa un espacio donde se establecen diferencias entre grupos sociales y negociaciones de identidad, no solamente entre el circo y el espectador, sino hasta entre el público mismo. Un hecho es que alrededor del Cirque du Soleil se han establecido comunidades cada vez mayores que se asocian para sentir e imaginar cosas en forma conjunta. En otras palabras, el acto circense confronta e interpela, nos pregunta en un breve lapso de tiempo acerca de todo lo que somos y lo que no somos, de lo que debiéramos ser y lo que quisiéramos ser.


El circo es un espacio social donde se ofrecen visiones alternativas del mundo, representadas por medio de una intensa y rica experiencia sensitiva

Lo novedoso del nuevo circo, específicamente de la empresa Cirque du Soleil, es que ha construido y puesto a funcionar una gran maquinaria que ha permitido a unas cuantas personas compartir una visión y una forma muy elaborada de representar al mundo, con una aceptación global sin precedentes que trasciende fronteras nacionales. Además, estos relatos han logrado captar la atención intelectual de las universidades, tocar los intereses de la empresa privada y la sensibilidad de los consumidores más influyentes y encumbrados, que a lo largo del mundo entero se han sumado al fenómeno Soleil.

Para ilustrar este punto, simplemente habría que ver a Milla Jovovich tras bambalinas en Varekai (espectáculo del Cirque du Soleil que cuenta con un reality show), rompiendo en llanto y visiblemente afectada por la emoción de conocer a la contorsionista Olga Pikhienko, estrella principal de ese número.2

Así pues, mientras el Cirque du Soleil desplegaba su universo onírico de parajes y personajes que mueven las fibras más sensibles del cuerpo y motivan no sólo a la contemplación sino a la asociación entre individuos y grupos sociales… yo, a intervalos, dormitaba. Pero permítaseme justificarme y ofrecer mi alegato de defensa, pues no lo hice a propósito. Yo no quería… lo juro.






Cirque du Soleil, abominables superhéroes

El viaje relámpago que hice en abril a Las Vegas incluyó la asistencia a los cuatro espectáculos residentes que el Cirque du Soleil ofrece en esta ciudad. El martes, Zumanity, un espectáculo sólo para adultos que celebra la diversidad sexual, también llamado “la otra cara del Cirque du Soleil”. El miércoles, Mystère, la representación circense de la creación y “de la bella fragilidad de la vida misma y de cómo todos los seres vivos están interconectados”. El jueves fue el día de O, una obra magistral y de una belleza incomparable que se inspira en la historia del teatro, visto como el lugar donde el hombre entiende su propia historia, la vida y el universo. El teatro es una máquina para entender el universo, argumenta Franco Dragone. Y por último, el viernes vería kà, el espectáculo más reciente del Cirque du Soleil en Las Vegas.


Ahí, sentado en la butaca del teatro del New York, New York, esperando el comienzo de Zumanity, comencé a tener una idea de la complejidad del circo contemporáneo y de lo enorme que es el Cirque du Soleil, pero en cuanto empezó el espectáculo sencillamente me quedé mudo de entendimiento en un estado embelesado de desasosiego que creció día a día, con cada espectáculo.

Aparatos y artefactos ininteligibles transformaban a los acróbatas en superhombres, en superhéroes que volaron, cayeron y se contorsionaron por todo el teatro, ondeando trajes de diseño caprichoso mientras la música en vivo atrapaba cada flexión de su cuerpo elástico para sincronizar la ficción y la fantasía con la realidad trastocada de un teatro.

Brotaron personajes enredados en sí mismos de partes insospechadas del escenario, pájaros mutantes, mezclas de reptiles y plantas, mixturas de peces alados mitad humanos, hombres cangrejo, seres anfibios y siluetas salidas de mitologías híbridas y desconocidas que pincelaban lienzos inefables con imágenes que difícilmente caben en las descripciones más detalladas.

Al orientarse a los adultos, el Cirque du Soleil ha crecido con rapidez y sin competencia, mientras los circos tradicionales se han enfocado en satisfacer las demandas de diversión del público infantil

Mientras esto sucedía, pensaba reiteradamente: “¿y cómo voy a explicar todo esto?, ¿dónde poner lo hallado?, ¿cómo salir de esta experiencia sin resbalar a la pura contemplación estética?”. Buscando explicaciones intenté por todos los medios hablar con alguien del Cirque du Soleil, alguien que desde “adentro” me ayudara a darle sentido a todo lo que estaba experimentando. Traté de hablar con publicistas, artistas, encargados del sonido, seguridad, gerentes del teatro, y la única respuesta que tuve es la que hasta hoy tengo: “Consulte la página de internet”. El circo, sencillamente, no da entrevistas a cualquier persona.

El viernes, con la angustia a flor de piel, a un día de mi regreso y sin conseguir hablar con nadie del Cirque du Soleil, visité a media tarde la tienda de regalos de Zumanity, la función a la que había asistido el martes. Curioseaba por la infinidad de artículos que comercializa esta empresa (desde lencería hasta juegos de mesa), cuando me topé con Joey Arias, artista y figura principal que conduce Zumanity, y pude intercambiar algunas palabras con él.

Entonces sentí que había logrado un contacto y, sin pensarlo, me apresuré a comprar un boleto para ver otra vez Zumanity a las 19:30, aunque eso implicaba ir al hotel donde estaba hospedado, recoger el boleto que ya tenía para asistir a kà ese mismo día a las 22:30, regresar y ver Zumanity, y finalmente correr a la función de kà. Y así lo hice.

Cuando llegué a kà no podía sostenerme en pie, estaba tan profundamente cansado que mis ojos se cerraban, mis párpados, de tan pesados, caían mientras el telón se abría. Por más que trataba no podía mantenerlos abiertos, y así dormité en un show del Cirque du Soleil. Y no podía creerlo






Cirque du Soleil, adorables monstruos

Tiempo después de aquella experiencia, pensando con tranquilidad en el circo, he encontrado que, precisamente, una de las principales cualidades históricas de éste es que opera en la lógica de la ininteligibilidad, de lo que en apariencia sobrepasa al entendimiento. En la lógica del monstruo que se convierte en superhombre.

Michel Foucault habla de la figura del monstruo como esa condición de una entidad de no tener explicación más que por sí mismo, de ser humano y animal a la vez, de ser una mezcla, una mixtura, una hibridación que hace palidecer a cualquier ley, social o natural, conocida. El monstruo es una contradicción por sí misma. Por otro lado, el circo es un espacio lleno de tensiones y de juegos subjetivos donde un número mayor de personas vuelca su atención sobre un número menor de ejecutantes que debe demostrar rasgos o habilidades que los distingan del grupo social mayoritario. En esa distinción está oculto un potencial expresivo que la industria Soleil ha sabido explotar al máximo.

En el espectáculo circense el monstruo se convierte en superhéroe y el superhéroe en monstruo en cualquier momento. Todo es cuestión de tiempo. Principalmente en Estados Unidos, el circo tradicional incluso llegó a separar una carpa donde se mostraban los caprichos de la naturaleza: la carpa de exhibición (side show) donde se ubicaba a la mujer barbuda, el joven de tres piernas, la maravilla sin brazos, la serpiente encantada y el tragasables, entre muchos otros personajes. En el Cirque du Soleil cualquier monstruo es condenadamente bello, de cuerpo escultural y despliegues majestuosos. Además habitan en planetas con historias políticamente correctas donde siempre ganan la libertad, la belleza y la esperanza.

Sin duda, el acierto del Cirque du Soleil está formulado en la capacidad de inscribir la innovación como valor primordial de su producción y supervisar rigurosamente el trabajo creativo, proyectivo y artístico. Al orientar su producción hacia el público adulto, el Cirque du Soleil se quedó incluso sin competencia, creciendo con rapidez mientras los circos tradicionales se enfocaban en satisfacer las demandas de diversión, principalmente del público infantil que quizás se encuentra enganchado en otras formas de entretenimiento más accesibles, como la televisión y los juegos de video

Los fundadores del Cirque du Soleil argumentan que, al contrario de los esquemas de producción familiar de la mayoría de los circos tradicionales, ellos nunca tuvieron a alguien que les dijera cómo hacer las cosas, lo que los obligaba a reflexionar cada paso que daban y reinventarse en todo momento.3 Estas condiciones de producción son, en gran medida, la clave de su éxito. Por otro lado, creo que el éxito del Cirque du Soleil está en que supo ver el singular potencial del espectáculo circense y fue capaz de convertirse en un monstruoso y adorable circo.





Juicio sumario y veredicto final

Entonces, ¿cuál debe ser la pregunta que debe contestar el nuevo circo? Finalmente, ¿es relevante estudiar al circo contemporáneo? Es decir, si tenía tanto sueño, ¿por qué no simplemente salí del espectáculo y me fui a dormir? Quizás el lector objetará en este momento, con justa razón, que me tomo muy a pecho el circo, que no es para tanto (a excepción de los 150 dólares que me costó la entrada a kà), y entonces le concedo toda la razón. Sólo le ruego que se ponga muy atento al pestañear cuando asista a un espectáculo del Cirque du Soleil, porque quizás cuando abra los ojos le pasará lo que a mí y se encontrará de frente con el circo doblemente reinventado, transformado, imponente y poderoso, reclamando atención. O quizás, cuando abra de nuevo los ojos, sencillamente se habrá terminado el espectáculo. m.

1 Véase Tony,Babinsky. Cirque du Soleil, 20 Years under the sun. Harry N. Abrams Inc. Publishers, Nueva York, 2004, p.148.



2 En Cirque du Soleil, La llama interna, video documental, Galafilm Productions y Créations Musca Inc., Canadá, 2002, capítulo 12.